Quiero publicar ahora la introducción de mi método El Piano Para Todos. Aprendizaje Básico, libro de enseñanza pianística, titulada Educación Muscular y Peso: Una Ventana a la Técnica Pianística. En la evolución del piano, dictadas por las nuevas estéticas que encarnaban nuevos autores –Beethoven, Czerny, Chopin, Liszt-, el piano de Cristofori y Silbermann se transformó en aproximadamente siglo y medio -1700-1830 más o menos- en ese gigante de casi tres metros de largo, los pianos gran concierto que conocemos hoy, pasando por el fortepiano de los tiempos de Mozart hasta el pianoforte de 1850 en que termina su evolución. El aspecto exterior cambió muchísimo pero la transformación principal es la que atañe a la tecla junto con su brazo cuyo peso se modificó de 35g. a 75-80g. Esto fue significativo en la técnica pianística. Ya no bastaba en las nuevas músicas clásicas y románticas la técnica digital. El peso a vencer era demasiado y había que tocar de otra manera –el fortepiano oponía una resistencia de unos 3g. para hundir la tecla; hoy los teclados de grandes pianos de concierto requieren 6g. de fuerza-. Ya Chopin lo enunciaba en su Méthode de piano y Liszt, que no teorizó, lo pregonaba en sus famosos íconos en los que se le ve al piano con la muñeca y el antebrazo alto y flotante. Las nuevas músicas exigían tocar con muñeca, antebrazo, brazo, hombro, espalda, en lugar de solamente con el dedo. Entonces aparecen los nuevos pedagogos y teóricos como los hermanos Adolph y theodor Kullak, alemanes, el americano W. Mason, los franceses Isidor Philipp y Marie Jaell Trautmann, a los que siguieron auténticos teóricos, mejor que pedagogos, como el singular Ludwig Deppe quien escribió poquísimo sobre su argumentación pianística y fueron sus alumnas la americana Amy Fay y la holandesa Elisabeth Caland, principalmente esta última, quienes divulgaron por escrito las teorías de su maestro acerca de la “caída libre” y el toque natural. Fue Rudolf Maria Breithaupt quien describió minuciosamente los movimientos del brazo a partir del hombro hablando más bien de impulso vertical en lugar de “caída libre” en su Die Natürliche Klavierteehnik (Técnica Natural del Piano), pero hay que mencionar igualmente a Tobías Matthay inglés de origen alemán, el americano Otto Ormann, entre los intérpretes más atendibles de la técnica pianística que suscita el pianoforte en su última evolución de mediados del siglo XIX, sin olvidar los nombre de Heinrich Neuhausen y Theodor Leschetizky, ruso y polaco, pilares insustituibles de la pedagogía pianística. La técnica del peso natural, dicho así, bien que se nos antoja que el músculo hace lo suyo, como lo dejamos traslucir en el título de nuestra Introducción, es, desde Beethoven, la responsable de las grandes ejecuciones pianísticas, con las variables lógicas entre los hombres y entre países y escuelas. La prodigiosa técnica de Horowitz es algo rígida pues se apoya más bien en el antebrazo que en todo el miembro. Por lo demás, Claudio Arrau, en su revisión de las Sonatas de Beethoven de la Editorial Peters, puso sus digitaciones entre paréntesis, al lado de las tradicionales, temiendo no ser entendido. El ascenso al conocimiento de la función del brazo y antebrazo de los últimos teóricos trajo consigo la práctica de movimientos simulados y de caída libre a partir del codo y el hombro fuera del piano. En mi tratado describimos estas oscilaciones, fuera del piano y en la tapa del piano, con la ayuda de fotografías.
